"El sistema democrático -entre comillas- tiene una bomba, y la bomba es el voto en blanco. Un cambio democrático puede nacer del uso conciente, muy conciente, del voto en blanco. Eso sería darle un susto, un susto tremendo al sistema electoral. A mí me gustaría que la ciudadanía le diera un susto muy fuerte a la clase política con el voto en blanco. Así se tenga el 80 por ciento de abstención, el sistema seguirá funcionando, pero qué ocurriría, ¿qué haría un gobierno si se encuentra con un 80 por ciento de votos en blanco?"
José Saramago

viernes, 25 de junio de 2010

LAS ELECCIONES DEL 20 DE JUNIO Y EL VOTO EN BLANCO (LA IMPORTANCIA DE SER MINORIA)

Por: Marino Canizales.

En materia de luchas sociales y políticas, muchas veces, no sólo es bueno sino necesario estar en minoría. “Engels decía que Marx y él habían permanecido toda su vida en minoría y que la habían pasado muy bien en ella” – comenta Trotsky en su “Moral y la nuestra”. Hoy los socialistas, dentro y fuera del Polo, en esta época de confusión y reacción política, debemos sentirnos igual. No es el momento para el desánimo y la decepción y, mucho menos, para las engañifas moralistas al estilo Mockus.

La última jornada electoral del 20 de Junio, nos dió la razón: el voto en blanco, como voto de opinión a la vez que de repudio a las dos candidaturas del establecimiento Uribista a la presidencia de la República, obtuvo 448.000 votos sufragios, doblando la cifra de los depositados el pasado 30 de Mayo. La baba abstencionista, como expresión del atraso y la sin política, no tuvo nada que decir. Algunos le colgaron el mote de “activa” sólo para ocultar con pena ajena, su desastrosa política en el curso de la campaña. El voto en blanco nos permitió no sólo hacer política y agitar ideas, sino también, mantener nuestra identidad a pesar del unanimismo y la borrachera electoral.

Juan Manuel Santos salió airoso, pero no hubo voto libre. Los nueve millones de votos que fueron depositados a su favor en la urnas, son el resultado del asistencialismo como chantaje y como empresa electoral, organizado y controlado desde el alto gobierno. La suya fue una popularidad fabricada a partir de la manipulación de las necesidades y estrecheces de 2´600.000 familias en acción, de cientos de miles de madres comunitarias y de guardabosques, de millones de desposeídos y marginados, censados y vigilados por medio del Sisben, de los miles de informantes y miembros de la vigilancia privada, que hasta cuentan con una superintendencia nacional y, como si lo anterior fuese poco, de los cientos de miles de familias de la policía nacional y las fuerzas armadas hacía cuyos miembros, al final de la campaña, se hizo especial énfasis prometiéndoles devolver el fuero militar y la restauración de la justicia penal militar para el juzgamiento de sus crímenes y delitos. En esto último, los dos candidatos presidenciales, el Procurador Alejandro Ordóñez, el presidente Uribe y el Fiscal general de la Nación actuaron de consuno, con gran apoyo y despliegue de los medios de comunicación.

Ni que decir tiene lo relativo al respaldo del gran capital y sus flamantes chequeras, tanto nacionales como multinacionales. Imposible dejar por fuera de esta gran caricatura de democracia, la presencia eficaz de los barones electorales promotores de la corrupción y la compra de votos, y las jurisdicciones electorales de hecho controladas por el crimen organizado y el paramilitarismo, que en provincia juegan, como en el pasado, un gran papel a través de la amenaza y la coacción sobre el votante. La propuesta de “Unidad Nacional” de Juan Manuel Santos y Angelino Garzón, no sólo es una manifestación abigarrada de continuismo uribista, sino ante todo, la expresión mas condensada de la Pax de la seguridad democrática que personifica y define al actual régimen político del presidente Uribe Vélez. Régimen que, como bien lo ha caracterizado Ricardo Sánchez en diversos ensayos y artículos de prensa a lo largo de sus ocho años de vigencia, es una expresión política y social del bonapartismo presidencial. Soy de la opinión que, con Juan Manuel santos como presidente, el carácter de tal régimen político no cambiará: su gobierno acentuará unos rasgos y modificará otros, pero será una presidencia con el talante autoritario que ya conocemos; como que él y sus tres años como ministro de defensa del actual presidente tiene una gran responsabilidad en la conversión del estado Colombiano en un estado policíaco, con todo su cortejo de abusos, crímenes y violaciones de los derechos humanos.

Sin embargo, se equivocan quienes ven en él y en su divisa de la Unidad Nacional una propuesta demagógica y para la galería. Está claro que buscará una redefinición de las relaciones interburguesas, y que no será un simulacro y, mucho menos, el escudero del presidente saliente. Pensar así, sería tanto como olvidar que tal personaje expresa y representa específicas relaciones sociales y de poder. Debe recuperar el rumbo de los negocios y replantear las relaciones comerciales y diplomáticas con los países vecinos. Romper el aislamiento internacional del Estado Colombiano, está claro, es uno de sus principales objetivos, pero manteniendo el centro de su mirada y atendiendo los dictados del Departamento de Estado y del gobierno norteamericano.

La fachada civilista que predica el presidente electo y el “rostro humano” de su vicepresidente Angelino Garzón, le servirá no sólo para mantener el actual modelo de acumulación de capital, sino también, para fortalecer la cohesión de las fuerzas armadas, reafirmándose como su líder y protector. Los nueve millones de votos obtenidos, a pesar de su carácter espúreo, servirán para afianzar la legalidad del régimen político, pero no le otorgarán legitimidad alguna, ya que esta última la determina el respeto y garantía de los Derechos Humanos, de cuyo desconocimiento y violación él es en gran parte responsable, verbigracia, por los crímenes de estado o “falsos positivos”.

Además, nada positivo puede esperarse, para los intereses y demandas de los de debajo, de una coalición de gobierno conformada por alianzas y respaldos de quienes también sirvieron de sustento al gobierno de Uribe Vélez, incluido el partido liberal. Al respecto, basta mirar el lamentable cuadro del nuevo Congreso de la República, donde el nuevo gobierno tendrá amplias mayorías y una débil oposición, cuya gran parte de sus miembros resultaron elegidos utilizando el fraude, la compra de votos y el clientelismo.

Visto lo anterior, nada más repugnante que la decencia y la moral de los uribistas de nuevo cuño, incluida la decencia del candidato de las acotaciones y sobresaltos: el señor Antanas Mockus. Los rasgos de su programa y su personalidad política ya los expusimos en nuestro manifiesto “No hay por quien, el 20 de Junio: vota en blanco”. Aquí, sólo resta decir que estamos ante un gran simulador: su moral y su decencia sólo le sirven para encubrir la dimensión reaccionaria de su carácter y la de quienes lo acompañan en la dirección del autoproclamado Partido Verde. Su independencia y deliberación, que no oposición, frente al próximo gobierno de Santos y Angelino, no son más que expresiones de un continuismo vergonzante ejercido desde el mismo lado del uribismo, el cual pretende competir por el control político de las regiones ante la bancarrota del bipartidismo liberal – conservador, que escasamente obtuvo el 10% del total de los votos depositados en la jornada electoral del 30 de Mayo.

Su moral le sirve hasta para decir, ahí sí, sin balbuceos, en uno de los debates acerca del tema del fuero militar ante las cámaras de televisión: “el general Augusto Pinochet pudo haber tenido razones para ordenar asesinar a 3.000 personas, y auque pudo haber hecho cosas buenas por el país, se sobrepasó y tuvo que pagar” (El Tiempo, viernes 11 de Junio/10). En ese mismo debate ante Juan Manuel Santos, calificó a éste como “una figura emblemática en Colombia”, a quien recibiría en su eventual administración, pero “sin los corruptos que lo rodean y apoyan”. Al señor Mockus, su abstrusa moral, que por abstrusa, no es menos reaccionaria, le lleva a despojar al presidente electo de sus rasgos de clase, de su condición de plutócrata y jefe de la patronal. Para este difuso y confuso filósofo, sólo basta cambiar el lenguaje para cambiar la realidad, por ello, en su cacumen y después de muchos embrollos verbales, Juan Manuel Santos termina convertido en una figura por encima de la lucha de clases, el cual debe ser aceptado como propio por los pobres y los ricos, dada su calidad aséptica. Ni hablar de su programa económico y su propuesta de paz.
!Por eso fue positivo votar en blanco¡

Marino Canizales
Junio 23 del 2010

lunes, 31 de mayo de 2010

CARTA AL PDA - QUE ASUMA EL VOTO EN BLANCO

Bogotá D.C., 31 de mayo de 2010-05-30

Doctora y compañera

CLARA LOPEZ

Presidenta del Polo Democrático Alternativo, demás miembros del Comité Ejecutivo Nacional


Senador y compañero Gustavo Petro

Candidato Presidencial del P.D.A.


Maestro y compañero

Carlos Gaviria

Ciudad


Apreciada compañera y apreciados compañeros:

Los abajo firmantes, miembros activos del PDA, queremos expresarles y por su conducto a los demás integrantes de nuestro partido en el país y en extranjero nuestra posición respecto de la segunda vuelta para elegir el nuevo Presidente de la República para el periodo 2010 – 2014.

Los resultados de la primera vuelta arrojaron una mayoría para los doctores JUAN MANUEL SANTOS Y ANTANAS MOCKUS, quienes se disputarán la presidencia de la República en segunda vuelta el próximo 20 de junio. Nuestro candidato Presidencial no dispuso de esta posibilidad.

Los múltiples factores que llevaron este resultado adverso, deben ser objeto del más exhaustivo análisis con el fin de sacar las lecciones pertinentes, con miras a enderezar el camino y retomar los orígenes del polo para proseguir su construcción como verdadera alternativa de Izquierda democrática, que supere el atraso, la corrupción y el estado de miseria y de pobreza en han sumido a la inmensa mayoría del pueblo colombiano décadas de gobiernos neoliberales; situaciones agravadas durante los ocho años de gobierno del presidente Uribe.

Las perspectivas para la democracia, el progreso, la superación de la pobreza, disminuir sustancialmente el desempleo, eliminar la corrupción extrema, la búsqueda de una salida negociada del conflicto armado, sancionar ejemplarmente los crímenes de estado, la búsqueda de la verdad, la justicia y la reparación, impedir todo TLC neoliberal, el afianzamiento de la Soberanía Nacional, la normalización de las relaciones con los países hermanos; no son esperanzadoras con las ofertas electorales de los doctores Santos y Mockus. El pueblo se ha visto abocado una vez más a escoger entre dos males porque en esta coyuntura no hay menor. Si el Polo se decide a mantenerse como un partido que convoque a la lucha democrática por un futuro paz, dignidad y respeto de los Derechos Humanos, debe adoptar una política que llame a superar la cultura, el decidir siempre entre dos perversidades, una de ellas catalogada falsamente como menos mal; que ha sido siempre tan cara a los intereses de las clases dominantes y de los Estados Unidos.

En nuestra opinión el Polo debe iniciar el camino de su recuperación, como alternativa para la lucha democrática del pueblo colombiano, declarando que tanto Juan Manuel Santos, como Antanas Mockus, representan el continuismo de las políticas autoritarias, guerreristas y neoliberales del saliente presidente de la República y que en consecuencia convoca a sus militantes, simpatizantes, amigos y amigas a votar en blanco el próximo 20 de Junio.

Las razones que motivan esta propuestas son múltiples y saltan a la vista de quienes defendemos la lucha electoral por el programa político democrático consignado en el Ideario de Unidad de nuestro Partido. Veamos:

El Doctor Juan Manuel Santos es directamente la plutocracia con sus propios modelos de sociedad. Además encarna la subordinación a los Estados Unidos y al militarismo. La maquinaria, los medios, el dinero y el clientelismo están apoyándolo. Es La continuidad de Álvaro Uribe encarnado en Juan Manuel. Se constituye en la mayor amenaza para la soberanía Nacional y la utilización del territorio patrio para posibles agresiones militares a los países vecinos; representa la impunidad de los crímenes de Estado (falsos positivos), las interceptaciones, el espionaje contra los magistrados de las altas cortes, la oposición y el pensamiento crítico. Con Juan Manuel Santos el sector financiero y bancario, así como las multinacionales y las mafias de la contratación, continuarán las orgías de acumulación de grandes ganancias y de saqueo de los dineros públicos, con sus secuelas de mayor miseria y pobreza para el pueblo trabajador colombiano.

Por su parte, el Doctor Antanas Mockus, representa a importantes manifestaciones del capitalismo antinacional, involucrando a sectores medios y de opinión urbana, al igual que a una parte de la tecnoburocracia viuda del poder durante el gobierno Uribe. El programa que ofrece es el de las privatizaciones, manteniendo los privilegios al capital financiero y bancario, acompañado del bebedizo de la educación y la “legalidad democrática”. Su propuesta en lo político es autoritaria, así como en lo económico es neoliberal. Más de lo mismo; seguridad democrática sin negociar el conflicto y las violencias. Se ufana de copiarse del modelo norteamericano en los asuntos relacionados con el narcotráfico y la drogadicción. Mockus se erige como el caudillo mesiánico con un talante por él mismo definido: “Yo soy conservador”.

Mockus ha pasado a la segunda vuelta con apoyo de los monopolios nacionales e internacionales, es aceptado sin ambages por el imperio, porque no constituye ninguna amenaza para la para los intereses de los poderosos, ni para mantener las situaciones de injusticia social e inequidad vigentes. Su discurso de campaña promete incrementar el IVA y ampliar la base de este regresivo impuesto que pagan principalmente los pobres. Ha respaldado la “buena orientación” de la regresiva reforma laboral de Uribe, que acabó con el contrato laboral y la estabilidad en el trabajo, defendió los famosos decretos de la llamada “Emergencia Social”, anunció la continuación de las privatizaciones de los bienes públicos, particularmente de Ecopetrol e Isagen y el respaldo a la privatización de la ETB, avanzada por la actual Administración Distrital.

Mockus igual que santos significa la profundización del conflicto armado, la “Pax Americana” por la vía, no de la negociación política del conflicto armado con la insurgencia, la negación del acuerdo humanitario y el incremento de los 21 billones de pesos anuales del presupuesto militar, para tirarlos por el barril sin fondo de la guerra.

Por estas y muchas razones más, anunciamos que promoveremos como campaña el voto en blanco para la segunda vuelta y le proponemos al Polo que asuma esta propuesta como posición política. Con el programa que ha defendido Mockus en su campaña, no es posible apoyar los anunciados acuerdos programáticos, para respaldar así fuera críticamente, su candidatura presidencial.

A quienes siendo militantes del Polo asumimos esta posición; del Partido no nos saca nadie. Habrá que establecer a la luz de los estatutos a cual organismo corresponde tomar una decisión de tanta trascendencia. Y si lamentablemente se decide el acuerdo con el candidato de la otra derecha, Antanas Mokcus, les notificamos que nosotros mantendremos nuestra posición, que puede ser minoritaria en el organismo competente, pero mayoría en las bases del partido y en el pueblo colombiano. Solicitamos las garantías correspondientes establecidas en los estatutos para las minorías, así como nosotros les ofrecemos el reconocimiento a los derechos de los organismos.

Porque no se trata solamente de una decisión para estas elecciones, sino de una campaña para decidir de una vez y para siempre qué clase de partido es necesario construir en Colombia para la conquista de la segunda y definitiva independencia.

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bayona46@gmail.com
votoenblanco@riseup.net




viernes, 21 de mayo de 2010

LLAMAMIENTO AL PENSAMIENTO Y AL VOTO DE LA LUCIDEZ

LLAMAMIENTO AL PENSAMIENTO Y AL VOTO DE LA LUCIDEZ

"El sistema democrático -entre comillas- tiene una bomba, y la bomba es el voto en blanco. Un cambio democrático puede nacer del uso consciente, muy consciente, del voto en blanco. (...) pero qué ocurriría, ¿qué haría un gobierno si se encuentra con un 80 por ciento de votos en blanco?"
José Saramago (Ensayo sobre la lucidez)

Los sectores sociales, políticos, culturales, étnicos, que suscribimos este llamamiento, a 10 días de la primera vuelta en las elecciones presidenciales 2010 - 2014, reconociéndonos como portadores de opciones, prácticas y criterios de izquierda, apelamos a la conciencia política de la Colombia profunda, conformada por quienes de diferentes maneras rechazamos el país de la ignominia, la corrupción, la guerra del capital, la vacilación y el tráfico de los principios, para que expresemos con el VOTO EN BLANCO, uno de los rostros políticos de ciudadanas y ciudadanos inconformes.

Las fábricas de opinión política, financiadas por los grandes magnates han diseñado una estrategia de consenso y componenda, que ofende al pensamiento, planteándonos uno de esos dilemas “falsamente verdaderos” a los que nos han acostumbrado los que se han lucrado de la desorganización de los de abajo: escoger entre dar continuidad al país construido por el uribismo, administrado como hacienda mafiosa, o entre esa misma hacienda mafiosa, con mayor inversión internacional, articulada, sin vergüenza a los circuitos del capital global, pero administrada por déspotas ilustrados. Es un dilema falsamente verdadero, en la medida en que el modelo económico neoliberal y la iniquidad que ha generado no se piensa transformar, pero si habrá cambios en el régimen político y en el tipo de dominación ejercida. Este dilema actúa sobre la realidad política y crea realidad política, por eso es una tarea del pensamiento discernir acerca de cómo se quiere continuar, así sea con giros lingüísticos y simbólicos, con el modelo de “seguridad democrática” que nos convirtió a todos en combatientes de una guerra que rechazamos; con la “confianza inversionista”, que sin sonrojarse, hace de la explotación y la precarización, la vida de millones de personas; y la “cohesión social”, a partir de fragmentar la sociedad, abolir la democracia y miserabilizar para dominar a los “beneficiarios” de programas como Familias en Acción. Preguntamos, quién de los candidatos hace rupturas radicales con ese modelo.

Hoy como nunca, en coyunturas electorales como estas, en medio de la saturación mediática, los shows carnavalescos, la trivialización de los problemas de la nación, se quiere limitar la capacidad del pensamiento, por naturaleza peligroso por cuestionador, para discernir y posicionarse. En momentos históricos como estos, no es el escepticismo, el pragmatismo de optar por el “mal menor”, ni mucho menos la indiferencia, la praxis consecuente de la indignación. VOTAR EN BLANCO es el acto de conciencia, para un país acostumbrado al tráfico ético, al malabarismo filosófico y al genocidio de los disidentes e incómodos.

Pero también hoy, VOTAR EN BLANCO es un llamado a las izquierdas y de manera particular al POLO DEMOCRATICO ALTERNATIVO, para que radicalice su postura, es decir para que fortalezca sus raíces ideológicas y políticas en pro de sociedad alternativa al neoliberalismo, al autoritarismo, a la entrega de la soberanía, al culto al capital y el desprecio por el pueblo, cerrándole sin vacilación el paso a la capitulación programática, o los llamados de última hora para mostrarse sin convicción sincera, como adalides de las causas de los oprimidos.

¡Votemos en blanco!

20 de mayo de 2010
Bogotá.


Suscriben

jueves, 15 de abril de 2010

POR UN PROYECTO ALTERNATIVO DE PAIS, VOTEMOS EN BLANCO PARA ELECCIONES PRESIDENCIALES, PROMOVAMOS LA MARCHA PATRIOTICA Y TRABAJEMOS EN LA CONCRECION D

200 AÑOS DE LUCHAS POPULARES POR UN PAIS INDEPENDIENTE, UNA NACION SOBERANA Y UNA REVOLUCION POPULAR

MODEP

El pueblo colombiano con una riqueza en su historia de resistencia y una diversidad en su composición: obrero, campesino, indígena, afrodescendiente, estudiante, raizal…, durante 200 años ha buscado construir alternativas políticas al dominio colonial, semicolonial y neocolonial de diferentes potencias imperialistas, y a la opresión de las clases dominantes. El proyecto independentista de comienzos del siglo XIX, el socialismo artesanal de mediados de siglo XIX, la gesta socialista de la década de 1920, la propuesta gaitanista popular de la década de 1940 y el torrente revolucionario que se inició en la década de 1960, han sido los principales intentos de conformar Proyectos Nacionales Demócraticos y Patrióticos, que han legado valiosas lecciones.

En los últimos 30 años se impuso a sangre y fuego un régimen neoliberal, narcotraficante en proceso de fascitización y postrado ante las demandas de los Estados Unidos; proyecto que además de socavar la soberanía nacional ha buscado acabar con la capacidad de organización y resistencia del pueblo. La expresión más neoliberal y fascista de estos treinta años es sin duda el proyecto uribista, cuya dictadura de capital financiero, mafioso e imperialista ha orientado la base económica y social del país a favor de los megamonopolios imperialistas y de los intereses de la granburguesía y los terratenientes colombianos.

La esperanza de cambios profundos anhelados por las amplias mayorías ha buscado sus cauces por diferentes vías y estrategias que los sectores revolucionarios han desarrollado. Sin embargo el poder mafioso, paramilitar y granburgués ha impedido que estas propuestas logren el apoyo popular y nuevamente vivamos un ciclo de dispersión y desarticulación de las luchas. El último régimen ha consolidado un modelo fascista basado en la transformación de la política en “seguridad democrática”, que en nombre de la guerra antiterrorista y de la inversión capitalista estigmatiza los derechos humanos, los derechos laborales como amenazas terroristas, con lo cual justifica el genocidio, la organización de redes de espionaje, la persecución, el encarcelamiento de los dirigentes sociales y de los trabajadores, la amenaza de la utilización del "poder de las armas", el crecimiento del presupuesto militar y el favorecimiento de la continuidad de la política de conformación de grupos paramilitares.

Esto último se hace evidente con la transformación de nuestro país en una plataforma militar de los Estados Unidos, para dar mayor confianza inversionista a los monopolios que vienen por nuestros recursos y para, en nombre de la “guerra contra el terrorismo” conspirar contra los procesos de integración latinoamericana y de los gobiernos democráticos que buscan transformaciones al servicio de sus pueblos.

En estas condiciones proponemos al movimiento revolucionario y democrático, a los patriotas colombianos y al pueblo en general tres iniciativas de acción política que aporten la construcción del nuevo proyecto revolucionario que se ha empezado a conformar en los diversos escenarios de nuestro país: el VOTO EN BLANCO para las próximas elecciones, la MARCHA PATRIOTICA en la conmemoración y movilización por el Bicentenario en la perspectiva de los sectores populares y el CONGRESO DE LOS PUEBLOS como paso necesario en la construcción de un programa de unidad y de una perspectiva de transformación social.

¿Por qué VOTO EN BLANCO el 30 de mayo?

La actual coyuntura política preelectoral se caracteriza por que los 6 candidatos a los cuáles el régimen les ha dado cabida en los medios de comunicación y en la opinión favorable de la granburguesía (Juan Manuel Santos, Nohemí Sanín, Antanas Mockus, Germán Vargas Lleras, Rafael Pardo, Gustavo Petro), se muestran como continuadores o por lo menos complacientes con el modelo económico y político fascista y neoliberal, implementado en los últimos 30 años, eso si con matices y diferencias, pero y esto debe ser claro, sin proponerse una ruptura cabal y plantear una alternativa por fuera de la seguridad democrática, la confianza inversionista y la cohesión social (corporativa y fascista).

Juan Manuel Santos, representa los intereses del sector financiero, de los monopolios imperialistas minero energéticos y del monopolio militar: Grupo Social y Empresarial de la Defensa GSED (el quinto grupo monopólico colombiano). Con la vinculación de Angelino Garzón quiere ampliar la base social del fascismo enfatizando en su dimensión corporativa.

Nohemí Sanín agencia los intereses de los grandes terratenientes exportadores y tradicionales y de monopolios imperialistas europeos, por eso se esfuerza en mostrarse como la auténtica continuadora del uribismo.

Germán Vargas Lleras, de Cambio Radical, representa a sectores granburgueses y burócratas de las telecomunicaciones, difiere del modelo en asuntos de reparto burocrático, pero es fiel en la defensa del modelo y ahora coquetea con Santos.

Antanas Mockus, apoyado por sectores del sindicato antioqueño (producto de la alianza con Fajardo), expresa el lado tecnocrático que exigen las clases dominantes, promoviendo el neoliberalismo y llamando a frenar la corrupción a partir de seguridad democrática y más cohesión social corporativa.

Rafael Pardo del partido Liberal, apoyado por grupos monopólicos colombianos y europeos defiende los logros neoliberales de Uribe, su política de seguridad democrática y llama a afianzar la cohesión social, con políticas sociales que no cuestionan para nada el modelo neoliberal.

Gustavo Petro, del PDA, viene distanciándose de forma atropellada y acelerada frente a los planteamientos del Ideario de Unidad, así como el carácter de ser izquierda como alternativa necesaria, hoy se plantea como un candidato que no va a comprometer los objetivos políticos, militares y económicos del modelo impuesto, para mostrarse como un sujeto dócil a los intereses hegemónicos y así ganar la favorabilidad electoral de las elites.

Es decir estos candidatos se mueven, con matices, en el marco del proyecto uribista.

El MODEP, integrante del Polo Democrático Alternativo - PDA, le propone a los candidatos Jaime Araújo, Róbinson Devia y Jairo Calderón, cuyas propuestas, muchas de ellas valiosas, han sido silenciadas y vetadas por los medios informativos de la granburguesía, así como al conjunto de fuerzas integrantes del PDA, que rechacemos la legitimación que el régimen está haciendo con las próximas elecciones, construyendo una propuesta de movilización popular a partir de la campaña del VOTO PROTESTA.

Trabajar por una propuesta alternativa que devuelva a las grandes mayorías de este país el optimismo revolucionario y el coraje para que sea posible una Colombia democrática y soberana, incluye la campaña por el VOTO PROTESTA en las elecciones presidenciales del 30 de mayo (que se extenderá si hay segunda vuelta), para fortalecer la corriente de opinión inconforme que se expresa por medio del VOTO EN BLANCO.

Nos oponemos a la idea pragmática del denominado VOTO UTIL, que consiste en la práctica de votar por el menos malo, o el más “progresista” de los reaccionarios, o dar el voto a algún candidato que en las encuestas aparezca como ganador, para “no perder el voto”; otra expresión de esta visión burguesa del voto útil, es el supuesto castigo con el voto, hoy está operando con la idea de que se debe castigar a la izquierda polista, dando el voto a Mockus, que “ese si sabe” y es menos “malo, que el más malo, Santos”, el voto útil es un voto a favor de las clases dominantes, pues debilita la construcción de proyectos políticos históricos. Por esto hoy, tácticamente el voto protesta no puede ser el voto útil, sino el voto en blanco.

Además, a partir de la reforma electoral de 2009 el VOTO EN BLANCO viene ganando audiencia, como fue el caso de la circunscripción indígena a la Cámara, en donde el 14 de marzo triunfó el VOTO EN BLANCO que obliga a repetir las elecciones con otros candidatos.

Pero el VOTO EN BLANCO, solamente expresa una de las manifestaciones del inconformismo social, por eso debemos proponer escenarios políticos de movilización y alternativas de unidad popular y vocación de poder, los cuales encontramos en la propuesta de MARCHA PATRIOTICA y por su puesto el CONGRESO DE LOS PUEBLOS.

¿Por qué la Marcha patriótica y el Congreso de los Pueblos?

Diferentes organizaciones sociales y políticas nos hemos unido en la idea de una conmemoración popular y contrahegemónica del Bicentenario, una de las iniciativas es la realización, desde diferentes regiones del país de una movilización conmemorativa por la independencia y la soberanía: la MARCHA PATRIOTICA, como proceso de expresión de otra forma de recordar la gesta de la Independencia, ligada a la denuncia de la pérdida de soberanía e independencia ante las políticas entreguistas de los gobiernos de turno, principalmente del régimen uribista. Participamos en la marcha y apoyamos los pronunciamientos y tareas que de allí se deriven, fundamentalmente lo que convoque la MARCHA PATRIOTICA para el desarrollo del CONGRESO DE LOS PUEBLOS.

Nuestras razones para impulsar, defender y concretar estas iniciativas son las siguientes:

Porque se hace necesaria y urgente la reconstrucción de la unidad programática y estratégica de las organizaciones sociales, obreras, campesinas, indígenas, afrodescendientes, juveniles, de mujeres y de su alianza con las fuerzas políticas democráticas, revolucionarias y patrióticas, esto es lo que constituye el Movimiento Popular de Liberación.

Porque es prioritario declarar la oposición popular y democrática al modelo económico y político que busca perpetuarse con los continuadores del uribismo.

Porque es fundamental, a partir de la unidad programática de las diferentes expresiones del pueblo, conformar gérmenes políticos de Gobierno Democrático Popular.

La Marcha patriótica y el Congreso de los Pueblos son parte del necesario proceso de reconstrucción de un proyecto alternativo de país y la ruta de su construcción, ya que se proponen atraer a amplios sectores del pueblo a sus iniciativas y tiene en la organización y la movilización popular las herramientas fundamentales para lograr sus objetivos.

Para el Modep, la conmemoración del Bicentenario está enmarcada en todo este proceso por concretar un proyecto nacional revolucionario, en torno a un programa transformador, que una al pueblo y produzca un liderazgo y una fuerza política con la capacidad para conducir la lucha. Nuestra conmemoración bicentenaria insiste en la necesidad de recobrar el valor del patriotismo no chovinista, del patriotismo revolucionario, como parte de las tareas de educación política y la organización del pueblo en torno a un programa de lucha en donde deslindemos del proyecto fascista y construyamos otro camino hacia una Colombia libre, próspera y soberana.

La propuesta del MODEP para la Marcha Patriótica y el Congreso de los Pueblos: Soberanía, Independencia y Vida Digna.

Movilizarnos para evitar la destrucción ambiental, social y cultural que tendrá la entrega del territorio a los monopolios imperialista, del oro, el carbón, el petróleo, el gas, los minerales estratégicos. Y trabajar por una legislación sobre el uso no predatorio y antinacional de los recursos.

Proponer un nuevo sistema de seguridad social que ponga por encima el criterio de garantizar la vida digna del pueblo.

Impulsar un proceso de modernización y fortalecimiento de las empresas públicas.

Fortalecer la lucha en contra de los TLC con Estados Unidos y Europa y proponer un sistema de integración económica latinoamericana con base en el respeto a la soberanía de cada país.

Luchar por la expulsión de las bases militares estadounidenses y la abolición de los tratados militares internacionales contrarios a la conformación de un país garante de la paz mundial y la lucha contra el dominio colonial y neocolonial.

Demandar a la comunidad internacional de Derechos Humanos, la investigación y la exigencia de que el Estado proceda a realizar el desmantelamiento completo de los paramilitares, de sus promotores y encubridores, así como de las redes de espionaje y persecución contra el pueblo.

Impulsar una reforma agraria que establezca un sistema de soberanía y seguridad alimentaria, liquide el latifundio, garantice las zonas de reserva campesina, los territorios ancestrales de indígenas y afrodescendientes.

Impulsar la lucha por un Plan de reactivación productiva, que brinde respaldo a la economía campesina, a las empresas productivas del sector público, cooperativo, privado no monopolista.

Acabar con el sistema de prebendas y exenciones tributarias a los monopolios imperialistas.

Implementación de una política de tarifas especiales en transporte, educación y recreación para estudiantes, personas de la tercera edad y mujeres cabeza de familia.

Garantizar que el Presupuesto Nacional reduzca el pago de la deuda externa, el presupuesto militar y los gastos suntuarios de la burocracia estatal.

A 200 AÑOS DE LA LUCHA DE INDEPENDENCIA, LA MARCHA PATRIOTICA Y EL CONGRESO DE LOS PUEBLOS, SON UN PASO MAS EN LA UNIDAD DE TODAS LAS FUERZAS DEL PUEBLO PARA CONSTRUIR UNA COLOMBIA POSIBLE, LIBRE, SOBERANA, PROSPERA E INTEGRADA A LOS PROCESOS DEMOCRATICOS DE AMERICA LATINA.

ABRIL DE 2010



Hagamos un ensayo de lucidez: votemos en blanco

Por Frank Molano Camargo, Docente Universidad Distrital Francisco José de Caldas – Vocero del Movimiento por la Defensa de los Derechos del Pueblo MODEP

"El sistema democrático -entre comillas- tiene una bomba, y la bomba es el voto en blanco. Un cambio democrático puede nacer del uso conciente, muy conciente, del voto en blanco. Eso sería darle un susto, un susto tremendo al sistema electoral. A mí me gustaría que la ciudadanía le diera un susto muy fuerte a la clase política con el voto en blanco. Así se tenga el 80 por ciento de abstención, el sistema seguirá funcionando, pero qué ocurriría, ¿qué haría un gobierno si se encuentra con un 80 por ciento de votos en blanco?"
José Saramago
En el 2004 el premio nobel de literatura José Saramago con su obra Ensayo sobre la lucidez, propone una trama literaria en torno a la respuesta a la pregunta ¿Qué ocurriría si, en las próximas elecciones, más del 80% de la población de una ciudad o un país decide votar en blanco?.
En la novela Saramago cuestiona las características de los sistemas políticos del capitalismo contemporáneo, en donde por regla general, el sistema funciona sobre la base del control del “rebaño desorientado”, que siempre elige entre los candidatos que el sistema permite. En la novela, un día de elecciones

resulta que los votos válidos no llegan al 25% del total, imponiéndose además el voto en blanco. Los administradores del régimen político no pueden creer lo sucedido, se debaten entre la idea de una conspiración de grupos extremistas y la pérdida de fe patriótica entre aquellos que votaron en blanco. Al no encontrar culpables el gobierno fabrica un responsable: un movimiento revolucionario, pacífico y democrático, que expresa su maldad a través de las libertades individuales. Por esto el régimen acude a las prácticas de terrorismo de Estado para obligar a la población a arrepentirse de su decisión y volver a los causes de la normalidad política tradicional. En esa estrategia de castigo sobre la población votante en blanco, Saramago, critica también el papel de la izquierda domesticada, representada en el “PDI” de la novela, que no puede entender tampoco la lógica del masivo voto en blanco y termina culpando al movimiento revolucionario por conspirar contra el sistema, que al fin y al cabo era el mejor para ese tipo de izquierda.
La obra de Saramago invita a los ciudadanos a posicionarse sobre sus decisiones políticas cuando comprendemos que las alternativas electorales existentes no representan ninguna transformación para mejorar las condiciones sociales y económicas de un presente vivido.
La experiencia histórica de las democracias realmente existentes, demuestra que votar a la derecha para castigar a la izquierda o a la izquierda para castigar a la derecha no hace sino apuntalar los proyectos que el régimen político requiere. El régimen se da el lujo de permitir disidentes, eso sí que no pongan en peligro los soportes fundamentales del modelo de dominación. Hoy no tiene sentido votar Mockus o Petro para castigar Uribe, o votar Santos para castigar Polo. Se trata de asumir que ninguno de ellos, ni todos ellos, ni unos combinados con otros, son saludables para la enfermedad que padece la democracia colombiana.
Los candidatos actuales representan, con sus matices, la continuidad de un modelo de país degradado y humillado por el terror paramilitar, la ambición desmedida narcotraficante, la humillación y sojuzgamiento neocolonial, la voracidad de los monopolios, el desprecio por la vida del neoliberalismo, el odio de las élites por la vida de las gentes sencillas, la obsesión eficientista de los tecnócratas.
Hoy los cambios pasan por escenarios políticos distintos a los tres poderes públicos vigentes, pasan por reconstruir este país desde sus cimientos. Este régimen que enferma y mata requiere la solución maya pronosticada para el 2012. El VOTO EN BLANCO es sin duda un paso en esa dirección.
El 30 de mayo de 2010 no votemos ni Santos, ni Vargas, ni Sanín, ni Pardo, ni Mockus, ni Petro. Votemos BLANCO y busquemos nuevos escenarios políticos en donde construyamos una democracia popular que ha sido secuestrada.
En esta coyuntura política, más que en ninguna otra, el voto en blanco es la mejor expresión de rechazo a los políticos del régimen, incluso a aquellos a los que se les ha dado la tarea de canalizar la desesperanza, queriéndose mostrar como la alternativa, pero que solo son uno una de las caras de esa cinta de moebius, que da la impresión de tener dos caras distintas, pero que en realidad solo tiene una cara que se repite infinitamente, de eso Mockus y Petro saben bastante.
Es la hora de una lucidez a la colombiana , la cual no se puede agotar en el necesario VOTO EN BLANCO ante tanta desvergüenza y ausencia de política (en el sentido estricto del término), la lucidez obliga a crear escenarios políticos que anuncien alternativas colectivas al régimen. Un escenario posible es el que diferentes organizaciones sociales y políticas estamos prefigurando en torno a la idea del Congreso de los Pueblos, como espacio en donde pensemos otra u otras Colombias posibles y distintas a la Colombia de los narcos, los corruptos, los tránsfugas, los complacientes, los arribistas.
Por ahora lo urgente, votar en blanco el 30 de mayo.

viernes, 9 de abril de 2010

La Izquierda sin candidato

En los días recientes ha circulado esta entrevista de Carlos Gaviria, a la periodista María Laura Carpineta. Publicada por el diario argentino Página/12, el 19 de marzo. Para tener en cuenta el análisis de los contenidos de las "propuestas" de quienes aspiran a la presidencia. El ex candidato presidencial alertó que la izquierda se quedó sin candidato y que todos los partidos, incluido el suyo, proponen continuar con la política de seguridad de Uribe.

Por María Laura Carpineta

Al veterano líder del Polo Democrático Carlos Gaviria no le gusta caer en la desesperación, ni siquiera cuando el horizonte cercano de los colombianos no augura nada alentador. Las elecciones legislativas del domingo pasado mermaron las bancas de la izquierda y la dejaron muy mal parada para las presidenciales de mayo. “El próximo presidente será un verdadero heredero de Álvaro Uribe”, pronosticó Gaviria en un diálogo telefónico con Página/12, desde su departamento en Bogotá.

Alejado de la dirección del Polo después de perder las internas presidenciales con el senador Gustavo Petro, el ex juez se mantuvo al margen de la campaña electoral. Dice que esta vez no le toca ser el protagonista. En la última elección presidencial fue el candidato del Polo y por primera vez en la historia de Colombia la izquierda se había erigido como la segunda fuerza nacional. Pero Uribe y sus aliados avanzaron mucho desde entonces y es poco probable que repitan la hazaña. “Las elecciones legislativas demostraron que el país se fue conservatizando. Hasta el propio candidato del Polo adoptó una actitud de centro”, se lamentó el ex profesor de Derecho de Uribe.


–¿Por qué la izquierda perdió tanto terreno en las últimas elecciones?

–El país se fue conservatizando bajo el gobierno de Uribe. Los partidos de derecha son los que disfrutaron los beneficios de la burocracia. En cambio, la izquierda sufrió una campaña de descrédito tremenda, especialmente los sectores de izquierda del Polo. Nos relacionaron con la lucha armada. En cifras absolutas, el Polo no perdió muchos votos, pero como el padrón electoral creció mucho, perdimos bancas.

–En 2006, la izquierda hizo mejor elección en las presidenciales que en las legislativas. ¿Se puede repetir eso en mayo?

–Es muy difícil. El propio candidato del Polo adoptó una actitud de centro, desmarcándose de la izquierda. Como senador, Petro votó por el actual procurador general de la Nación, un fanático tremendo y un aliado de Uribe. Eso provocó que dentro de la izquierda muchos se fueran.

–¿Los colombianos se quedaron sin una opción de izquierda para las próximas elecciones presidenciales?

–Sin duda. El Polo está haciendo propuestas muy parecidas a las del resto de los partidos. El problema hoy en Colombia es que el centro está más que copado. Se necesita un candidato que asuma el lugar de la izquierda, desmarcándose de la lucha armada. Acá eso no es nada fácil.

- ¿En qué coinciden todos los candidatos?

–Por ejemplo, en la seguridad democrática, la política de Uribe para enfrentar a las guerrillas. No importa el deterioro enorme de los derechos humanos ni los cientos de casos confirmados de falsos positivos (campesinos y jóvenes asesinados que el ejército hacía pasar por guerrilleros). Hasta Petro dice que él seguiría el camino de la seguridad democrática. No hay ningún candidato que ponga adelante la paz, que diga que ese es el único camino para alcanzar una sociedad democrática.

–¿Por qué?

Porque Uribe triunfó. Su proyecto fue mantener el estado de cosas en el país, las desigualdades y la pobreza, mientras la gente se contentaba con la disminución de los secuestros. A su gobierno no le importó atacar las causas que crearon el conflicto: la pobreza y el desempleo, que araña el 13 por ciento. ¿Cómo puede ser que hace dos años el PBI creció mucho más allá de lo que se esperaba, pero igual no se achicó la brecha entre pobres y ricos ni se creó empleo?

–Y aún así los colombianos volvieron a apostar por los aliados de Uribe, inclusive por los legisladores con probados nexos con los paramilitares.

–El país en su gran mayoría tiene una conciencia tan conservadora que no le importa que algunos de los miembros del Congreso hayan sido vinculados con el paramilitarismo y por eso votaron a sus hijos, primos...Eso da una idea del grado del embrujo de la población con el proyecto de Uribe.

–¿Eso significa que su candidato presidencial, el ex ministro de Defensa Juan Manuel Santos, tiene todas las de ganar?

–Es el favorito. Santos encarna la misma política de Uribe. El esquema económico es fundamentalmente igual y no hay que olvidarse que él era el ministro de Defensa cuando surgieron los falsos positivos, algo que a la gente no parece importarle.

–Pero no tiene el carisma de Uribe...

–No tiene su carisma, pero va a tener un apoyo aún más contundente de las familias más poderosas del país, porque es uno de sus hijos predilectos. El país va a vivir en guerra durante mucho más tiempo, lamentablemente. Con suerte el fracaso en materia de empleo y salud va a empezar a desmoronar el prestigio del próximo gobierno. Santos va a copiar la estrategia de Uribe, aunque quizá no con tanto éxito.


Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-142278-2010-03-19.html

Nuestra Campaña Electoral


VOTEMOS EN BLANCO

PRESIDENTE

Luego de las pasadas elecciones legislativas podemos ver con claridad el nuevo panorama político de marcada tendencia conservadora que fortalece a los partidos de derecha, y deja ver la debilidad de la izquierda que no logra deslindarse del bloque ideológico dominante y ocupar la posición que le correspondería en la disputa política por una sociedad mas justa y democrática.

El escenario político es desalentador. De un lado la derecha se posiciona con un congreso mayoritariamente Uribista que garantiza la continuidad de la política de seguridad democrática, la confianza inversionista para la explotación de los recursos naturales y una cohesión social al rededor del Uribismo. Por otro lado, está la creciente ola de la llamada socialdemocracia de centro que quiere capitalizar un caudal electoral aprovechando el discurso crítico respecto de las viejas formas de hacer política, y se muestra como una opción política culta, democrática, capaz de dar un nuevo aire a la polarizada y polarizante política nacional, pero que de fondo no presenta un proyecto político distinto al neoliberalismo económico y el autoritarismo político. Finalmente la “izquierda” que no logra crecer en términos reales, por el contrario pierde curules y no logra sostener el proyecto de unidad en una campaña deslucida, personalista, sin proyecto político claro. Además no cuenta con un candidato que represente claramente a la izquierda, pues sus posturas frente a temas centrales y sensibles para el país, se muestra de acuerdo con la política dominante en cuanto a la continuidad de la seguridad democrática y la negativa a los acuerdos humanitarios.

Los Colombianos asistiremos a las elecciones presidenciales sin muchas garantías, con candidatos seleccionados por el gobierno y con una maquinaria construida con la burocracia gubernamental, muchos de ellos respaldados por el narcoparamilitarismo y todos, o casi todos rodeados de corrupción y sin propuestas políticas alternativas; y todos sin vocación de paz. Ante este panorama hemos venido reflexionando sobre las posibilidades reales de cambio, y una vez más nos encontramos ante una difícil situación que nos obliga a pensar en formas diferentes de participar en la política electoral; intentando guardar coherencia ética y política como instancia crítica que son y deben ser los movimientos y las organizaciones sociales populares. Las reflexiones nos han llevado a observar la posibilidad de promover el voto en blanco como manifestación del inconformismo que se tiene hacia los candidatos presidenciales de los próximos comicios para canalizar el descontento y la desconfianza de sectores populares que buscamos caminos de paz para conquistar una verdadera sociedad democrática.

Ante esta situación, queremos invitar a que Voten en Blanco como una forma de decir a los Colombianso y a los candidatos que queremos una política verdaderamente distinta. Una política que se deslinde del Modelo de estado neoliberal.

Una política que promueva la solución política al conflicto social y armado.

Una política en defensa de la soberanía territorial

Una política de seguridad social centrada en la vida digna

Una política por la democracia real